El humo se desliza suavemente hacia el
techo, haciendo un objetivo perfecto para mi mirada cuando intento
pensar. Pensar en esta noche que hemos compartido con unos pocos,
celebrando que mi mejor amigo se marcha para hacer su vida con su
pareja.
Realmente me siento feliz por él.
Parece que las cosas se van ordenando
poco a poco, y aunque tarde, parece que vamos comprendiendo el hecho
de hacernos mayores. Con esa estabilidad que se nos supone... Y ojalá
fuera plena...
La llegada de Laura y sus pretensiones
me han hecho temblar. Tambalear. Me ha hecho ver lo débil que soy, y
eso me asusta. He sacrificado muchas cosas, y creo que eso no
cambiará en el futuro. Todo para compartir una vida que sin darme
cuenta deseaba. Y gracias a Dana, lo he recordado con... no encuentro la
palabra para ese sentimiento.
Como observar un tesoro que llevas
siempre contigo, y que siempre logra sacarte una sonrisa.
El primer beso de Helen, eso es lo que
recuerdo. En la oscuridad de la noche, en una soledad total, una
calle vacía. Se dejó abrazar sin apenas preguntas, como deseando
encontrar ese contacto con alguien. En una de mis desesperadas
despedidas para evitar perderlo todo con ella, se aproximó a mí,
susurrando unas últimas palabras. Y sus labios apenas rozaron los
míos.
Nuestro secreto, nuestro acto
prohibido.
No puedo renunciar a la luz que ha
iluminado mi vida desde entonces.
El cigarro se consume, mis ojos se
cierran. Es hora de dejar pasar otra noche.
-Morton Rainy-
No hay comentarios:
Publicar un comentario