viernes, 23 de agosto de 2013

Esta noche el ambiente es tranquilo y suave. No hace tanto frío como las noches anteriores, salvo por algunas brisas de aire que recorren la piel de todo aquel que camine por la ciudad.
Una mujer, de regreso a casa, caminando confiada por esa ciudad aún desconocida.
No sabe los peligros que dejó atrás, junto a sus recuerdos.

Empieza a sentirse nerviosa, sabe que alguien la está vigilando. Camina con más velocidad, dispuesta a llegar a casa cuanto antes para cobijarse de cualquier miedo. Pero alguien le impide ese regreso.
Una figura, de pie y quieta delante de ella. La observa, divertida y curiosa.
La mujer respira agitada, asustada por ese encuentro.

-Al fin, nos volvemos a ver...-Comienza a decir una voz femenina. La aludida retrocede un par de pasos, pero alguien consigue agarrarla. Y casi sin darse cuenta, todo se vuelve oscuro para ella.

La noche pasa a oscuras, algunas voces, ecos de recuerdos que con violencia aparecen en la mente de la muchacha.
En una habitación, perdida en algún lugar de esa terrible Londres.
Alguien explora, saca a la luz cualquier información oculta bajo el velo de la incertidumbre. La mujer llora y se retuerce de miedo, de dolor. Mientras otros intentan mantenerla despierta para que cuente poco a poco las imágenes que recurren a ella.
A veces se niega a hablar, y es castigada con violencia. Tiembla.

Entre sus recuerdos aparecen en ocasiones otros que la salvan, que la hacen mantenerse viva y fuerte. Aquel hombre que nunca la dejaría sola, y un futuro que siente que se desmorona.
Se lleva las manos al vientre, casi instintivamente, cuando un nuevo golpe se prevé. Sin embargo, aquellos que la mantienen presa también evitan ese contacto.

Pasa el tiempo, incluso algunos rayos de sol han rodeado el edificio hace bastantes horas. Pero no se han adentrado en la sala.
Algunos están cansados, y poco a poco ella ya no puede resistir más.

-Suficiente.-Ordena uno de ellos, también agotado y con necesidad de terminar.

-Alguien ha intentado saber de ella.-Susurra otro, con mirada extraña, tan peculiar como la noche que renunció a seguir adelante con su proyecto.-Probablemente, él.

-Que la observe, pues. Ya tenemos lo que necesitamos.


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